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Néstor Barbosa

Diseñador Gráfico & Escritor

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Foto del escritorNéstor Barbosa

Dime qué has sentido

Pol llegó a Berlín un veinticuatro de diciembre huyendo de Galicia tras la marcha de Otto. El estudio que había alquilado de forma indefinida en el barrio de Rummelsburg, cercano al de Friedrichshain, tenía pocos muebles y un par de cajas sin desembalar. Pol no quería pasar las navidades en el hogar que había compartido durante cinco años con Otto, pero antes de irse a Alemania dejó el árbol decorado con todos los adornos que habían comprado en un viaje de novios a Suiza.



Hallo, tschüss y danke eran las únicas palabras que podía articular en alemán. Tras un paseo matutino con el fin de realizar una compra para cenar algo caliente, memorizó cómo desear feliz navidad en el idioma germano. En su cabeza la pronunciación sonaba a la perfección, pero al escuchar Frohe Weihnachten en boca de la vecina de enfrente, comprendió que aprender un idioma —al igual que superar un desamor— resultaba siempre más complejo realizarlo en silencio. 


Cuando el recuerdo de Galicia se fusionó con la soledad de Berlín, la navidad se convirtió en el conocido sentimiento de morriña. Lo único que mantenía a Pol en el presente eran las voces alegres provenientes del apartamento vecino. En el momento de cenar cayó en un estado de duermevela que fue interrumpido por el sonido del timbre. En los sueños de Pol era Otto quien llamaba a su puerta con insistencia, pero al abrirla la realidad siempre era otra.


La vecina de enfrente comenzó a hablar moviendo las manos con nerviosismo. Las únicas palabras que Pol pudo retener fueron hallo y danke, y el nombre de Lea. Los dos idiomas colisionaron hasta la completa incomprensión. Sin embargo, gracias al lenguaje universal y a las luces de diversas velas bailando en el interior del hogar, Pol entendió el problema. Todo acababa siempre resultando más sencillo en los hechos que en los pensamientos.


El apartamento de Lea se había quedado sin luz en el peor día para dejar a sus invitados a oscuras y con la cena a media hacer. Pol ofreció su casa como medio de salvación, y así fue como el pequeño estudio se llenó de gente que hablaba con rapidez mientras Lea repartía la comida recién hecha. La morriña se quedó apartada en el único rincón libre gracias a las palabras de agradecimiento que Pol iba recibiendo. Los rostros brillaban por sí mismos bajo los efectos de la alegría y el vino. La fiesta improvisada terminó con cada uno de sus integrantes exhaustos de tanto baile.


Un año después, Pol volvió a Galicia para celebrar la navidad. Pensó menos en Otto y más en Lea. Ahora sentía morriña por ella, por una vecina que se había convertido poco a poco en un apoyo fundamental a la hora de adaptarse a Berlín. Antes del viaje Lea le entregó una tarjeta navideña con una vela torpemente dibujada, acompañada de su firma y de un Frohe Weihnachten cargado de sentimiento.


Lo curioso de todo es que Otto en alemán significa «rico» o «afortunado», dos adjetivos que nunca sintió en su llegada, pero sí gracias a su marcha.  


Weekend. Directed by Andrew Haigh. 2011.

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